Es evidente, que cualquier asociación
de empresas y consiguiente lobby puede tener su propia estrategia en defensa de
sus intereses legítimos, pero no es menos cierto que en el caso de UNESA, son
las cuatro empresas eléctricas dominantes, son empresas que se enmarcan dentro
de la etiqueta de empresas de servicios de interés económico general.
Los servicios de interés
económico general (SIEG) son actividades de servicio comercial que cumplen
misiones de interés general y que están sujetas a obligaciones específicas de
servicio público. Entre ellos figuran las redes de transporte, energía,
comunicación y los servicios postales.
UNESA fue creada por iniciativa
de 18 empresas eléctricas en el año 1944, bajo la denominación de Unidad
Eléctrica, S.A., con posterioridad a la promulgación de la ley 54/97 del sector
eléctrico pasó a constituirse como una asociación de empresas, teniendo un
total protagonismo en la confección y el posterior desarrollo de la citada ley,
así como en su actividad de lobby en la administración española.
Su actual presidente, Eduardo
Montes, que lo es desde el año 2010, va a ser cesado, según información
publicada en el diario Cinco Días, de fecha 4/10/2017, y sustituido por la
segura candidata: Marina Serrano, exconsejera y exsecretaria de la extinta CNE,
comisión nacional de la energía.
Es evidente, que la actual
presidencia ha dejado un vacío en la presencia en los medios de comunicación, que
ha conllevado una menor defensa pública de lo que fueron los intereses comunes de estas
compañías, al menos, con anterioridad a la OPA de Gas Natural sobre Endesa que
rompió el consenso y equilibrio existente y propició la compra de la primera
eléctrica española a la multinacional italiana Enel.
Quizás, hemos conocido de estas discrepancias,
desavenencias e intereses encontrados, de las empresas de UNESA, en tomas de
posición enfrentadas, como han sido Garoña y la consiguiente estrategia
nuclear, o bien, la posición de Endesa en relación con el cierre de centrales
de carbón y su consiguiente rechazo por la administración.
Nada ha trascendido publicamente sobre la
posición de UNESA, en relación con la ley de: cambio climático y transición
energética, piedra angular del futuro del sector energético y, si, posiblemente
en un conformismo suficiente, después de promulgarse la nueva ley del sector
eléctrico que zanjó el denominado déficit de tarifa y que debió de culminar los
objetivos del lobby.
No cabe esperar que el presidente
Eduardo Montes nos aclare las circunstancias de su cese, ni nos aclare cuál es
la situación real de la industria del sector eléctrico, ni nos aclare sobre su gestión de estos
siete años, tampoco nada nos aclaró de las circunstancias que rodearon su
presidencia en la multinacional Siemens, en su vertiente española y motivos
había sin duda.
Quizás, todo lo anterior y mucho
más está en el cese de este presidente que no debería olvidar, durante su ya
cercana jubilación, que su presidencia del lobby UNESA lo es de empresas que
prestan un servicio económico de interés general y a él se debería haber
dedicado durante estos largos siete años que han supuesto un retroceso
importante para los intereses generales energéticos de este país y, sin duda, como
autor importante y responsable de lo acontecido se los lleva en su mochila de los recuerdos para
el retiro.
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