Necesitamos poder diferenciar entre
modelo y estrategia energética para entender el posicionamiento de unos y otros, punto que considero esencial
a la hora de los posibles debates y/o programas de las diferentes fuerzas que contenderán
y negociaran para una próxima legislatura de cuatro años.
Desde luego no es una cuestión solamente
semántica el uso que cada cual da a esos términos y si no se utilizan los mismos con criterio y uniformemente se
puede producir confusión, falta de claridad y desinformación al ciudadano
preocupado pero inexperto en el conocimiento del sector energético.
Como en otros casos busquemos luz
en las definiciones que la RAE da a estos términos:
MODELO
Esquema teórico, generalmente en forma matemática, de un sistema o de una
realidad compleja, como la evolución económica de un país, que se elabora para
facilitar su comprensión y el estudio de su comportamiento.
ESTRATEGIA
En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión
óptima en cada momento.
Las dos acepciones elegidas para definir nuestros dos términos son, según
mi criterio, suficientemente ilustrativas para delimitar lo que se pretende
diferenciar sin ninguna ambigüedad.
Posiblemente la mejor imagen que podamos tener del modelo de energía
sería un diagrama de Sankey, que lo podemos simplificar o complicar todo lo que
queramos pero tal como nos dice la definición de la RAE, cumple con los
requisitos de su definición: esquema, matemático, un sistema complejo, facilita
la comprensión y su estudio.
Un diagrama de Sankey del sector energético de forma sucinta nos muestra
y relaciona las fuentes de energía, su transformación y el uso de las mismas.
Si ahora consideramos que la estrategia también la podemos representar o
visualizar, quizás su mejor imagen es lo que comúnmente se conoce como la
definición del MIX de energía, consiste en cuantificar temporalmente las
variables que nos definían el modelo pero esta vez según unos principios y unos
objetivos fijados.
Si la acepción de la estrategia fuese alcanzable se conseguiría nada más
y nada menos que: las decisiones de cada momento fuesen óptimas y, añadiría,
conocidas y contrastadas.
En nuestro país hay una tendencia, en el ámbito político, a extrapolar el sector eléctrico al sistema total que viene dando una visión acotada del sistema, de la manera
expuesta cualquiera que esté interesado puede posicionarse sobre: modelo y estrategia
y a partir de ahí entender las políticas de cada uno y su influencia sobre la
estrategia y en la cuantificación del modelo que es lo realmente cambia.
Explicar el modelo energético en
su conjunto desde el punto de vista de la garantía de suministro, la eficiencia
y la sostenibilidad, que son los principios que rigen la estrategia energética
en Europa y que se consolidan mediante
la matriz energética es posible y propiciaría
la participación de amplias capas de ciudadanos, mostrando también las contradicciones internas del modelo
energético, así como sus contradicciones
con otras políticas públicas