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lunes, 23 de mayo de 2016

Lo que no puede ser y si lo es en el consumo energético


Aparece en los medios la noticia de la sanción impuesta por la CNMC a una comercializadora de gas/electricidad. Tanto la comercializadora como la distribuidora de gas en la Comunidad de Madrid son bien conocidas por sus consumidores por toda una serie de situaciones ajenas a ellos, que le ha conducido por un camino que no ha sido beneficioso para los intereses de esos consumidores y, si, a los de las empresas comercializadoras y distribuidora, actuando conjuntamente de manera perturbadora para el consumidor.

Para documentar, lo anterior, baste recoger la síntesis de los hechos probados en el documento sancionador de la CNMC, son los siguientes:
  • ü  obtuvo el consentimiento de clientes para la contratación mediante métodos fraudulentos, sin contar con el debido consentimiento,
  • ü  emitió facturas a consumidores pese a no haber aportado al expediente el soporte documental relativo a la contratación con dicho cliente,
  • ü  no resolvió eficazmente las reclamaciones planteadas por los clientes afectados,
  • ü  no atendió con celeridad peticiones de baja del suministro o de desistimiento del contrato en los casos de dichos clientes,
  • ü  amenazó con cortes de suministro a dichos clientes, motivando en algún caso el pago de facturas injustificadas para evitar el corte,
  • ü  dilató de forma injustificada la desactivación del cambio en caso de esos clientes, de modo que tardaron meses e incluso más de un año en ciertos casos, hasta la solución definitiva,
  • ü  remitió en muchos casos a esos clientes a teléfonos de pago.

Imaginarse el calvario de los consumidores afectados ante los hechos anteriores, pone los pelos de punta a cualquiera y, máxime, si tiene en cuenta que en el caso de la distribución son concesiones administrativas y en el caso de las comercializadoras su fundamento son sus clientes.

Pero lo que resulta insoportable para los consumidores que nos acercamos al conocimiento de los hechos es la propia resolución de la CNMC y no porque no sea ajustada a derecho, sino porque ese derecho no ampara al consumidor que ha sido maltratado de forma tan abusiva, como se resarce el consumidor, como se le compensa por los ataques recibidos, de que le sirve al consumidor la sanción económica impuesta a la empresa infractora.  

Para resaltar la gravedad de las actuaciones referidas el párrafo siguiente es clarificador:
Es inconcebible que 38 denuncias de particulares, presentadas en un momento próximo en el tiempo, y que describen patrones de conducta tan similares, no sean veraces, o respondan todas ellas o en su gran parte a errores del cliente o defectos de interpretación por su parte.

El resultado final es, una doble multa de 200.000 € para la empresa comercializadora, por una infracción muy grave, sancionable hasta 6 millones de €.  Muy barato para el infractor y muy costoso para el receptor de las actuaciones fuera de la ley. Según mi criterio la CNMC se lo tendría que hacer mirar, es totalmente ofensivo para los denunciantes y, también, para todos aquellos que no denunciaron, pero, posiblemente, pasaron por el mismo calvario.

El documento elaborado por la CNMC supera los mil folios y se ha tardado en su elaboración más de tres años, cabe preguntarse si la investigación llevada a cabo no debería ser objeto de entrega/denuncia ante la fiscalía, ya que no hay ninguna duda de que existen responsabilidades que escapan al ámbito puramente administrativo.

viernes, 20 de mayo de 2016

LA ENERGIA ELECTRICA DESPUES DEL 26J



Hay un hecho incuestionable, la nueva legislatura que se iniciará después de las elecciones del 26J no debería actuar como ha venido siendo habitual en las reformas que se han abordado del sistema eléctrico, es decir, iniciar un tiempo de consulta y educación de los nuevos responsables políticos que les permita definir el alcance legislativo de la misma, proceso que alargaría la toma de decisiones, tan necesarias, un tiempo excesivo y muy costoso para el interés general.

El conocimiento sobre el sistema en todos los planos posibles está perfectamente delimitado para, en función de la estrategia energética que se quiera implantar, definir acciones de cambio con implantación inmediata.

Si la política energética que se desea desarrollar fuera, como no puede ser de otra manera, la establecida por la UE, sin ningún tipo de cortapisa y, además, eliminando todo vestigio de oligopolio, nos llevaría a un consenso político, económico y social aceptado por la mayoría de los agentes involucrados.

Actualmente el sistema eléctrico está perfectamente estructurado para acometer reformas de amplio calado y a pesar de ser sistémico se pueden definir planes de acción independientes, por lo tanto, el sistema eléctrico compuesto por los subsistemas: generación, transporte, distribución, comercialización y consumidores podrían tener planes de acción propios inmediatos.

Por otra parte, los agentes claves del sistema, como son: generadores, transportista, operador, distribuidores, comercializadores y consumidores, se les definiría su nueva posición en el sistema como consecuencia de la nueva política a desarrollar.

Hay un hecho objetivo e innegable, tal que es, la falta de una transición ordenada del sistema eléctrico con la implantación de la democracia y, posteriormente, con nuestra entrada en Europa.
La existencia, denunciado por la sociedad civil, de barreras infranqueables para eliminar la actual convergencia de lo político y lo empresarial del sistema, con el objetivo de que realmente se establezca un sistema de economía de interés general y que, por lo tanto, prime al consumidor como el objetivo del sistema.

Si realmente órganos como: el operador del sistema, el transportista, la CNMC y el CSN fueran independientes, bastaría para que se defendiese un nuevo sistema eléctrico que cumpliese su importante papel a desarrollar en la estrategia energética de Europa.

Evidentemente,si, en 40 años no se ha conseguido una transición del sistema solamente con voluntarismo no se conseguirá, los intentos que ha habido nunca fueron capaces de sortear las barreras que se encontraban en el camino, quizás, porque los propios legisladores se encuentran imbuidos en las fuerzas que el sistema tiene para preservar posiciones de privilegio.

Para ilustrar lo anterior, basta recordar algunos hitos de la legislatura anterior en la que se llevó a cabo una nueva reforma del sistema eléctrico:
  • Suspensión de las ayudas a las energías renovables.
  • Modificación del régimen de ayudas
  • Fiscalidad verde fracasada
  • Cierre unilateral de Garoña
  • Cancelación subastas Cesur
  • Manipulación del mercado mayorista
  • Cambio del “hueco térmico”
  • Autoconsumo con balance neto fallido

Algunos de estos hitos mostraron como el sistema eléctrico se autoalimenta en sus reformas y que conllevan irremediablemente a tener que replantearse una nueva reforma.

Establecer una hoja de ruta para una reforma del sistema eléctrico que supere el actual desequilibrio existente, principalmente del lado de los consumidores, es necesario y posible. Los “prosumidores”; unos nuevos gestores de las redes de distribución, la involucración de los territorios en el desarrollo de las nuevas redes y los nuevos generadores renovables, la separación del mercado mayorista de las generaciones: nuclear e hidráulica y su vinculación con el CSN y las cuencas hidrográficas y un largo etcétera que está en el conocimiento existente en el país.