El análisis de Greenpeace sobre la situación de nuestro sistema eléctrico debido a la sobrecapacidad del mismo es incuestionable, asi como la defensa, de las empresas de generación del regimen ordinario, de su posicion actual. Es mas cuestionable la idea de desmantelar instalaciones existentes, su posición es la siguiente:
En el ejemplo de España, el suministro eléctrico con renovable supera ya el 40% de la demanda diaria en determinados días.
El sistema energético es capaz de tratar esto, no se han producido apagones ni problemas técnicos de importancia, pero la industria de las renovables se enfrenta a una barrera económica porque España tiene ahora una sobrecapacidad de producción. España tiene ahora más capacidad de generación que demanda y la diferencia se hace aún mayor debido a la crisis económica. La razón de esto es que se construyó potencia extra de las renovables (y cogeneración) con la intención de situar a España ante un futuro con energía renovable limpia sin haber desmantelado las centrales convencionales hasta el momento.
Ahora la generación de renovables ocupa una cuota de mercado creciente en el suministro de electricidad, restándola de las centrales convencionales con combustible fósil. Las centrales con energía convencional venden menos kWh de la cantidad planificada en origen y no pueden hacer funcionar ya las centrales en modo de carga base, lo que incrementa los costes de operación y disminuye el beneficio de cada kWh vendido. En España, los operadores de centrales convencionales han comenzado a actuar como un grupo de presión contra la generación de energía renovable por los impactos que conlleva en sus planes la generación con renovables. Básicamente son proveedores de energía en carga base, que cada vez se necesita
menos con los mayores volúmenes de renovables en el sistema energético.
En lugar de ello se necesitan unidades de generación más flexibles y de rápido control. En este caso, la integración de energía renovable a gran escala es cada vez más un asunto económico y menos un asunto técnico. Las barreras proceden de empresas reacias a abandonar su inversión económica en centrales convencionales de energía en carga base.
Las centrales eléctricas desmanteladas, o ‘activos obsoletos’, para determinadas compañías no son una razón con suficiente de peso para frenar el desarrollo de una importante infraestructura de energía renovable. Greenpeace aboga por reducir de manera considerable nuestra dependencia de la energía nuclear y del carbón con el fin de frenar el cambio climático y sus impactos tan devastadores para el planeta. Las
opciones energéticas están tan avanzadas que las unidades de base centrales convencionales no tendrán que jugar ningún papel en el futuro sistema energético basado en las renovables,aunque la industria de la energía está planeando aún más centrales nucleares y de carbón en Europa, lo que no encaja en un sistema futuro a base de renovables. Esas centrales no son suficientemente limpias y no pueden ser operadas con suficiente
flexibilidad para encajar en el sistema energético del futuro.