Uno de los capítulos
que los partidos aspirantes a gobernar deberían hacer transparentes a los
ciudadanos es su posición sobre la Energía. Posiblemente, la preocupación de
una mayoría de ciudadanos en este campo se refleje únicamente en el precio,
cuestión por otra parte no menor, y máxime si se está produciendo trasvase de
rentas de los consumidores hacia otros agentes del sector.
Hoy por hoy,
la Unión Europea ya se presenta ante los ciudadanos europeos en este campo con
una etiqueta de: Clima y Energía, y, por lo tanto, ya no basta, para estar
educado energéticamente, hablar solo de precio, hay otros componentes, tan válidos
e importantes, uno es el clima, el cambio climático. Podemos añadir un tercer
elemento, que se hace también imprescindible, tal es, la fuente de energía y
ésta desde dos posiciones: una la dependencia energética y otra la garantía de
suministro y, como no, su incidencia en la lucha contra el cambio climático.
Un ciudadano
europeo, puede, por tanto, para sus decisiones de consumo energético hacerlo
desde: el precio, el clima, la fuente de suministro y, claro está, por una
combinación de las tres posiciones.
Todo lo
anterior que es fácilmente comunicable, con escasa ideología por medio, se
encuentra para su desarrollo con un entorno hostil y escasamente eficiente,
motivado por ser un entorno con las atribuciones de: estado clientelar; normas
confusas y cambiantes; incumplimiento de las leyes, tanto por la administración
como por los principales agentes del sistema; inseguridad jurídica; escasa
calidad de la regulación y su control por los organismos encargados de
ejercerlo; no favorecer el interés general a favor de minorías, en resumen ser
un entorno definido como: estado clientelar, entorno que se hace imprescindible
modificar, como condición, para desarrollar una transición energética ligada al
clima y al suministro y en el que el consumidor se convierte en el eje del
nuevo sistema, figura que se refuerza con su conversión en: “prosumidores”, un
término bien formado en español a partir de productor (o profesional o
proveedor) y consumidor, y que puede sustituir al anglicismo prosumer.