Transición
energética y lucha contra el cambio climático es el título con el que se aborda
el apartado 3 del pacto político
conocido al día de hoy. Los diez puntos que contiene podrían ser subscrito por
cualquier agente que sustente un mínimo conocimiento del sector, en efecto, la
necesidad de abordarlos es incuestionable, veamos cuales son:
- Pacto de estado de la energía
- Ley del cambio climático y Transición energética
- Interconexión eléctrica con Europa
- Impulsar el ferrocarril de mercancías
- Moratoria fracking
- Cierre de nucleares
- Reforma RD 600/2015 Autoconsumo
- Reforma mercado eléctrico
- Autonomía energética (carbón nacional)
- Fondo Verde (fiscalidad ambiental)
Para poder
abordar todo lo anterior con un mínimo de eficacia a las necesidades reales de
la sociedad civil, debería establecerse, a mi juicio, dos puntos, el primero, sería el de la temporalidad, es decir, fecha de su implantación y, por lo
tanto, prioridad , y el segundo, sería
los pilares sobre los que se desea desarrollar tan extenso trabajo, no partimos
de cero, ya estamos inmersos en una estrategia supranacional a la que estamos
adheridos, Europa, que no debería ser objeto de interpretaciones partidistas, sino
de adaptaciones reales de las mismas, cuestión que no se ha hecho al 100% o
bien se va retrasando por intereses no explicitados.
Quizás algunos
no han conocido o ya hayan olvidado lo ocurrido en este campo en la penúltima legislatura,
cuando se creó la subcomisión de energía con el objetivo de abordar lo que se
denominó: ANÁLISIS DE LA ESTRATEGIA ENERGÉTICA ESPAÑOLA PARA LOS PRÓXIMOS 25
AÑOS, documento que tardó en realizarse toda la legislatura y que
posteriormente fue olvidado sin más explicaciones.
Quizás algunos
no han conocido o ya hayan olvidado, Real Decreto 1699/2011, de 18 de
noviembre, por el que se regula la conexión a red de instalaciones de
producción de energía eléctrica de pequeña potencia y su disposición
transitoria segunda: Elaboración de una regulación del suministro de la energía
eléctrica producida en el interior de la red de un consumidor para su propio consumo,
es decir, el denominado balance neto.
Hoy hablamos
de: Ley del cambio climático y Transición energética y hace cuatro años era de:
Ley de eficiencia energética y energías renovables.
La posición
española en este campo se ha caracterizado por una discontinuidad en los
planteamientos, cuando no una falta de criterio técnico/económico que no hacia
posible un desarrollo de la industria y empresas de servicios del sector.
La posición europea
ha sido completamente continuista en su desarrollo y no apeándose en ningún
momento en sus tres pilares básicos que la sustentan: sostenibilidades de
suministro, económica y ambiental. Dando una mayor visualización en su última
etapa a la acertada comisión de: Clima y Energía.
Si los
ejemplos anteriores son suficientemente ilustrativos, que lo son, no se debería
nuevamente caer en los mismos métodos ineficientes para la sociedad civil, y, por tanto, implementar su desarrollo en función de las necesidades reales que permitan una rápida implementación.
Si se quiere
implantar, como indica las directivas europeas, el autoconsumo con balance neto
en nuestro país, defínase técnica y económicamente el real decreto
correspondiente y búsquense los medios para que no sea posible por ningún
agente su no implantación, si se cuantifica el objetivo buscado y se supervisa
las actuaciones de terceros, seguramente, será difícil que haya quien ponga obstáculos
contra ese interés general definido y cuantificado.
Si se quiere
abordar una nueva modificación del mercado eléctrico, tan manida y conocida por
todos, hágase, pero de forma que las diferentes partes que constituyen el sistema
se aborden de manera prioritaria y con inteligencia. Por ejemplo, si la
distribución eléctrica es la que va a proporcionar el impulso y el cambio
necesario en el sistema prioricese y no se espera a concluir toda la reforma.
La gran
mayoría de los agentes del sector son conocedores de los cambios necesarios
para ir en la dirección que se defina, Europa las tiene perfectamente definidas,
dejemos de retrasar las soluciones de interés general por falta de conocimiento para establecerlo.