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lunes, 27 de octubre de 2014

DEL 20/20/20 DEL 2020 AL 27/27/40 DEL 2030 EN EL SECTOR ENERGETICO


En el último Consejo de Europa de los días 23 y 24 de octubre se estableció el Marco de Actuación en Materia de Clima y Energía hasta el Año 2030. En febrero de 2014 el Parlamento Europeo había fijado los siguientes objetivos: 30% en  el uso final de fuentes renovables; 30% en eficiencia energética y 40% en la reducción de emisión de CO2 a la atmósfera.

Como es sabido, los mismos objetivos para el año 2020 son los conocidos como el triple 20%, el Consejo fijó finalmente los objetivos para el 2030 en los niveles de: 27% en renovables; 25% en eficiencia y, por último, del 40% en emisiones con relación al año 1990.

La reducción de tres y cinco  puntos porcentuales que ha establecido el Consejo en relación con los fijados por el Parlamento no son insignificantes, para referenciarlos sobre los consumos finales del año 2012 de los 28 miembros que fue de: 1.104.480 ktep el 3% supondría: 33.134 ktep, es decir, prácticamente el consumo final de Suecia o prácticamente el doble del consumo de Portugal, cantidades, por tanto, no desdeñables.

Ante el parón que se ha registrado en España durante los últimos tres años en materia de eficiencia energética y renovable, ha resultado muy llamativo el posicionamiento español de condicionar los objetivos citados a la consecución de unas interconexiones reales del 10% para el año 2020 que ya fueron fijadas como objetivo en el año 2002 y que ahora se ampliarían al 15% para el año 2030.

Resolver “el caso Ibérico” tal como se conoce a la posición de isla energética que tienen ambos países es crítico para la consecución del Mercado de la Energía Europeo, pero no se debería desligar de los objetivos fijados en la estrategia energética y, en concreto, los objetivos de renovables en países del sur de Europa con mayor potencial que el resto en tecnologías como la solar.

A falta de concreciones que no se fijan en los comunicados realizados desde Europa, los medios indican que España ha conseguido compensaciones, por su bajo nivel de interconexiones, que se traducirían  en objetivos menores para la reducción de emisiones de CO2 y para la producción de renovables. España, además,  se beneficiaría de un número mayor de derechos gratuitos de emisiones para repartir entre la industria afectada.

De ser cierto lo anterior, según nuestro criterio, y a expensas de conocer la posición política y de los diferentes agentes del sector estaríamos ante una posición unilateral del gobierno actual que rompería con posibles consensos en el campo energético e imposibilitaría la tan reclamada estrategia energética que no fuera cambiante con los cambios de administración.
En la comparecencia del Secretario de Estado para la Unión Europea en el Parlamento el pasado miércoles 22 de octubre nada comentó sobre una posible reducción de los objetivos energéticos para España en función de su bajo nivel de interconexión, habrá que esperar a la comparecencia en el Parlamento del Presidente del Gobierno para informar de la reunión y de la posición que adopten el resto de grupos, es desde luego, un asunto de primer orden en el ámbito energético.



viernes, 3 de octubre de 2014

LA EFICIENCIA ENERGETICA NO ES LA BANDERA A DESPLEGAR




En el Cuaderno IMP: La eficiencia energética es rentable de  Javier García Breva, en el que considera a la eficiencia energética  la gran panacea, como se atestigua en el  resumen de su documento al escribir lo siguiente:

“La eficiencia energética reduce los precios de la energía, las importaciones de hidrocarburos y aumenta la renta disponible de los hogares. Es un motor de innovación tecnológica para dar al consumidor el poder de gestionar su demanda. La eficiencia energética es un pilar de la política energética y de los nuevos modelos de negocio energético que indican el futuro y las nuevas formas en el uso de la energía que están transformando el mundo. Lejos de representar un obstáculo, constituye la mejor oportunidad para la recuperación de la economía”.

Mi visión de la eficiencia está lejos de coincidir con lo expuesto más arriba y más aún en la situación que atravesamos por aquí. Por una parte, creo que, en el segmento de edificación que es dónde Europa dirige gran parte de los esfuerzos a desarrollar, siempre éstos va acompañados de la producción mediante fuentes renovables y, por consiguiente, tanto monta la eficiencia como la autoproducción. 

Un claro ejemplo de lo anterior es la apuesta por los edificios de consumo casi nulo o si se quiere aún más: edificios de energía positiva, como forma de remarcar más la producción propia y, también, es un ejemplo interesante el documento elaborado por el Cener sobre la rehabilitación hacia el consumo casi nulo.

Por otra parte, la gestión de la demanda propiciará acciones de eficiencia energética y no al revés y lo anterior es muy importante, el consumidor debe gestionar la energía que consume, pero no solo desde el lado de la eficiencia sino también y más importante desde el lado de la producción.

 Su éxito estará en la medida que pueda convertirse en un nuevo agente: el consumidor/productor y por muchas razones productor fundamentalmente de fuentes renovables.

La reducción de precios de la energía, autentica bandera a desplegar, no viene de ser eficiente, ser eficiente ahorra, lo que bajará los precios de la energía que se consume actualmente es la competencia que  se crea con la autoproducción.

El trinomio: gestión, producción y eficiencia, en el segmento residencial, es el que hará que se desarrolle la transición energética. España tiene que saber construir una respuesta, sobre la base de la estrategia europea, para corregir su gran error energético que no es otro que el nivel de precios que nos aleja de la Europa Real y penaliza las rentas de las familias. La bandera a desplegar es la de: precios europeos de la energía en España. Y las herramientas a utilizar el trinomio: gestión, autoproducción y eficiencia.