En el cuadro se puede observar la nueva estructura para las actuales tarifas 2.0A
Hasta hora, las tarifas TUR, en el sistema eléctrico, son dos,
que corresponden a potencias de hasta 10Kw. en baja tensión, con o sin discriminación
horaria
La CNE ha recibido un borrador de orden ministerial para
modificar el criterio anteriormente expuesto, por el cual solamente la tarifa TUR tendrá un valor diferente según tramos de
consumo, a mayor consumo mayor tarifa, es evidente que la nueva estructura
tarifaria conseguirá mayores ingresos para el sistema a costa de los
consumidores que demanden más energía, por una parte, pero por otra, haría más
atractivo la salida de las tarifas reguladas hacia las liberalizadas que, al
menos, podrían ofrecerlas sin recargos por consumo.
De implantarse la anterior medida iría en línea, como indicábamos
anteriormente, con la estreategia de penalizar
al cliente que permanezca en la tarifa eléctrica de último recurso (TUR) con la idea de
propiciar su paso al mercado libre. Es la propuesta que, con otras palabras
(habla de “facilitar la progresiva liberalización del mercado eléctrico, aún
por completar”), ha planteado Endesa a la Comisión Nacional de la Energía
(CNE), en el marco de una consulta pública realizada por el regulador
energético sobre la metodología de asignación de costes a los peajes de acceso
eléctricos (la parte regulada del recibo de la luz).
Se venía indicando que
se reduciría hasta 3 Kw de potencia contratada la que permitiría contratar las tarifas TUR, la decisión presente
podría ser una alternativa a esa liberalización, fuertemente criticada por el
regulador y abriría un paso al mercado liberalizado por incremento del
precio regulado en relación el de mercado.
Las nuevas tarifas TUR, en el caso de implantarse el próximo 1 de
enero, obligarían a acelerar la implantación de la gestión energética por parte
de los consumidores, acompañado de medidas de ahorro y eficiencia energética
con el objetivo de adecuar sus consumos a las nuevas tarifas, lo cual es
totalmente improbable que suceda al no disponer el consumidor de medios de
monitorización que permitan gestionar la energía y estar ciegos de los datos de
su consumo hasta la llegada de la factura que servirá únicamente para constatar
el incremento del gasto en energía eléctrica, pero principalmente porque no es ese el objetivo que se plantea el legislador.
La gestión de la energía para ese tipo de consumidores, en
baja tensión, siempre estuvo pensada para la distribución de la carga en el
tiempo más que por el volumen de demanda, es más eficiente para el sistema aplanar
la curva de carga por medio de precios horarios diferenciados, con equipos de
medida que me permitieran tomas las mejores decisiones económicas para la
demanda de energía. Considerar que hay que pagar más por consumir más como
medio de penalizar la falta de ahorro y de eficiencia es cuanto menos muy
cuestionable, al desconocerse la realidad de cada consumidor, un ejemplo para
una fácil visualización, es el peso que en el consumo tiene el número de
ocupantes en una vivienda residencial o los tipos y número de aparatos de
demanda eléctrica que se utilizan y que nada tienen que ver con la eficiencia
energética y el ahorro, sin embargo utilizar este sistema como una estrategia
encubierta para incentivar la liberalización se hace muy plausible. La falta de
transparencia es habitual en el sistema eléctrico.