El
pasado 22 de enero se dio conocer la propuesta sobre
Energía que llevará la Comisión al Consejo europeo de marzo. La propuesta,
hecha en un horizonte del año 2030, conlleva la reducción de emisiones de gases
de efecto invernadero del 40% con respecto a 1990. Vuelta a un objetivo común
para que al menos el 27% de la energía europea proceda de renovables y reformas
para mejorar el sistema de comercio europeo de emisiones
En marzo, justo antes de iniciar un nuevo
ciclo institucional, los líderes europeos se reunirán para responder a las
propuestas de la Comisión Y orientar las grandes líneas de la política
energética y climática futura. España debería
aprovechar esa oportunidad para consensuar y debatir una estrategia
energética.
La preocupación ciudadana está centrada en
temas como: paro, crecimiento, estabilidad y bienestar, la energía puede ser una
de las fuentes de solución a estos vastos problemas
La importación de bienes energéticos
equivale al 4,5% del PIB de España. Hogares e Industrias se ven lastrados por
la factura energética con un coste muy superior a la media europea y dependiente
de los precios de los combustibles fósiles. Un coste que no ayuda en absoluto a
resolver los problemas de déficit ni del crecimiento ni del paro.
Para
España esta cumbre podría representar una gran oportunidad ante la
situación interna Energética que atravesamos, en efecto, después de dos años
gastados en la solución del déficit
tarifario eléctrico, habiéndose tomado decisiones que afectarían a cualquier
estrategia energética, la cumbre europea podría ser un hito para cambiar el
rumbo de nuestras actuaciones políticas.
España no posee una estrategia energética
explícita pero sí los estudios y líderes energéticos para asesorar en la
búsqueda de un consenso y equilibrio de intereses.
Un
cambio en el devenir político: informar
una vez que la Cumbre ha finalizado, se hace necesario. Una posición de consenso
con anterioridad a la cumbre conllevaría un debate y una búsqueda de una
estrategia al servicio del interés general, es decir,, una posición común ante la cumbre europea. Hasta
hoy, Europa es posiblemente el único
punto de consenso político existente.
El abordar la estrategia energética, desde
el plano de la eficiencia para el país y como herramienta que soluciona
problemas existentes muy graves puede dejar de lado posiciones ideológicas que
seguramente de nada nos benefician en estos momentos.
Una acción, como la anteriormente
descrita, necesitaría de líderes imbuido en los aspectos energéticos y
convencidos de la necesidad de lograr una estrategia consensuada de largo plazo.
Desgraciadamente no está en la cartera ni de los políticos ni de la sociedad
civil una actuación en el sentido indicado.
Lo que realmente parece que preocupa a
unos y a otros son los baremos que han
sido elaborados para el nuevo pago de las primas del anterior régimen especial,
aspecto sin duda importante para ellos pero que nos hará perder, una vez más, la
oportunidad que se nos brinda desde
Europa.
La dramática situación por la que se
atraviesa tanto en algunos hogares como en algunas empresas, exigen la
construcción de acciones encaminadas a solucionar los Intereses generales
reclamadas por la gran mayoría de los ciudadanos y la energía entra dentro del
capítulo de los intereses comunes.